El banco de los niños

Liselot de Jaager, cajera del Banco de Crédito de Ámsterdam, ideó un innovador producto financiero para niños. Pero surgieron dudas: ¿ingresarían oro? ¿títulos de propiedad? ¿latas de sardinas? Carraspeo de Liselot. Explicación. Despido. La señorita De Jaager desde entonces recorre Europa para convencer a los pequeños que se ahorrasen a sí mismos a la espera de tiempos mejores mediante el sencillo mecanismo de guardarse en un espejo. Cada lámina de azogue trae un martillito para romperla en caso de querer rescatarse antes de que venza el plazo. La penalización es solo del 3%: un diente, una uña o un verano.

Compartir: