Pasatiempos

Mi abuela no bordaba ni se dejaba comer por lobos ni sabía hacer tartas pero sí algo muchísimo mejor: inventaba aparatos que no servían para nada más que para echar las largas tardes de invierno en nuestra casita en medio del bosque. Mi preferido era una especie de linterna mágica que se calentaba tanto que había que usar periódicos u otros papeles grandes para que no se quemaran las faldas de la mesa camilla y que, a partir de una foto actual hacía que envejecieras o rejuvenecieras moviendo el péndulo a favor o en contra de las agujas del reloj.

 

Etiquetas: familia, nostalgia, primera persona
Compartir: