¡Es la guerra!

Reporte del almirantazgo imperial: vistos los sucesivos fracasos de los cuerpos de asalto, deplorada la negligencia de los generales y dictada la sentencia de espada, observado en silencio compungido y no por ello infecundo el incomprensible mundo más allá de las aguas de Miyakojima, determinamos nueva estrategia acorde a los tiempos actuales: licénciense los fusileros a favor de patrullas autopropulsadas de hombres-flor-de-cerezo. Que nuestra corrección cortés desarme al demonio de Occidente y no halle este dónde procurarnos picotazo fatal. Que cada baja nuestra acarree indignación y repulsa incluso entre sus filas. Que perezcan bajo asfixiante amor. Larga vida al emperador.

Etiquetas: relato
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